Para responder a esta pregunta con precisión y de una manera técnica los https://www.cerrajerosquartdepoblet.com.es habría que matizar antes que dependería en buena parte del tipo de cerradura ante la que estuviésemos, así como de los sistemas de seguridad agregados que tuviera y de las vueltas que hubiera dado la llave. Ahora bien, sí que sería posible llegar a abrir una cerradura gracias a la acción de una radiografía.
Lo primero de todo es cerciorarnos de que la radiografía no tiene una utilidad esencial en el tratamiento de una enfermedad de una persona, sino que puede dañarse sin problema ya pertenece a días pasados y su vigencia pasó. La radiografía sí sería ideal para abrir una cerradura que estuviera fechada sólo con el resbalón, sin importar que la llave estuviera metida por dentro (si la llave por dentro estuviera girada y con vueltas, no se podría entonces maniobrar con la cerradura; en cualquier caso, dudamos de las intenciones de quien quisiera afrontar esta apertura).
Una vez que tenemos localizada la altura a la que se encuentra el resbalón (que es la pieza que se repliega y que sale cuando giramos la manilla de la puerta), será posible afrontar nuestro propósito. Aunque pueda parecer una bobería, lo primero será poder hacernos con una radiografía, ya que siempre es complicado saber dónde se encuentran en casa (si nos quedamos fuera de casa por culpa de que la puerta se ha cerrado sola con las llaves dentro, entonces tendríamos que tratar de pedirle una radiografía a un vecino, algo que tampoco suele ser muy lógico, la verdad).
Con la radiografía ya en la mano presta para ser usada, trataremos de introducirla en el hueco que se encuentra entre el marco y la puerta, a unos veinte centímetros aproximadamente por debajo de la cerradura. El hueco con el que nos toparemos casi seguro que no será recto, sino que contará con algunas molduras y rugosidades, por lo que tendremos que ir empujando muy poco a poco desde una esquina. No hace falta meter la radiografía en su totalidad, sino que puede bastar con meter unos cinco centímetros o menos, lo que haga falta hasta llegar al resbalón.
Llegado el momento en el que la radiografía está de verdad dentro de la puerta, será el turno de irla subiendo hasta alcanzar el resbalón, el cual ya teníamos bien localizado. Empujar el resbalón será sinónimo de que la puerta va a abrirse, de ahí que esta sea la parte más compleja de la maniobra que estamos llevando a cabo. Lograr que la radiografía se deslice y se mueva no es nada fácil, por lo que necesitaremos ir dando golpes enérgicos y cortitos hacia arriba; cada pequeño golpe servirá para mover unos milímetros el resbalón. Con habilidad y pericia, la puerta se abrirá después de estos movimientos.
Eso sí, la técnica de apertura por medio de una radiografía puede funcionar en apenas unos instantes o puede requerir de más de un cuarto de hora de esfuerzo hasta que se alcanza el objetivo. Si es la primera vez que se hace, el proceso será más lento y dificultoso, echaremos un buen rato en tratar de abrir la puerta; si no se tiene experiencia no es de extrañar que termine arañándose la puerta, que la radiografía se nos haga trizas a las primeras de cambio o que nos lastimemos incluso las yemas de los dedos intentando hacer un esfuerzo desmesurado.
Si no se conoce a fondo la cerradura a la que no estamos enfrentando, corremos el riesgo de echar horas y horas sin abrir. Y es que hay sistemas de seguridad y modelos de cerraduras que no son nada vulnerables a la intervención de la radiografía. Tampoco debemos olvidarnos de que la radiografías, cuando se desechen y queden muy dañadas después de la maniobra, no se han de tirar a los contenedores habituales para los residuos orgánicos ni tampoco a los contenedores exclusivos para el plástico; el hecho de que estén compuestas por elementos contaminantes requiere que las radiografías sean depositadas en los llamados “puntos blancos”, para que después se pueda afrontar el protocolo químico en el que se descompondrán del todo.
Lo que sí que tenemos que tener presente es que llevar a cabo una apertura de cerradura gracias a la acción de una radiografía es una tarea más difícil que fácil. Si se piensa de antemano que vamos a lograr abrirla con una seguridad del cien por cien y en un tiempo rápido, es mejor que desestimemos afrontar la maniobra con este método. De cualquier modo, si nuestra acción no tiene un saldo exitoso, siempre nos quedará solicitar la ayuda de cerrajeros baratos en Fuenlabrada profesionales y de empresas especializadas en el sector de la cerrajería; a buen seguro, los profesionales no emplearán radiografías para forzar la puerta, sino sistemas sofisticados, rápidos y efectivos.
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